20. Dios realmente, realmente, realmente me quiere.

 
 
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¿Estás satisfecho contigo mismo, el verdadero tú?

¿Sientes que a Dios le gustas?

¿O sientes que Dios te ama porque tiene que hacerlo, incluso si en realidad no te quiere?

¿Cómo se sentiría al experimentar a un Dios que realmente se deleita en ti y piensa que eres increíble?

¿Qué sientes que Dios te está diciendo acerca de esto?

Esta declaración final resume todo lo que se ha dicho y hay que decir. Muchas personas en nuestra cultura hoy en día no se gustan realmente a sí mismas. En el fondo, podemos preocuparnos de que no somos suficientes. Las mujeres pueden luchar con un sentido de auto-odio. Los hombres, con su afán de lograr e impresionar, pueden revelar una falta subyacente de autoestima. En esta cultura que crea sentimientos de inutilidad, es difícil imaginar que Dios realmente nos quiere y está contento con nosotros, tal como somos. El deleite real e inmutable de Dios en nosotros puede ser la cosa más difícil de imaginar. A medida que nos encontremos con este Dios que realmente nos quiere, esta imagen creará un espacio seguro y deseable para relacionarnos con Dios. Comenzará a sanar nuestras imágenes heridas de nosotros mismos. Nada es más necesario y valioso para nosotros hoy.