15. Las Escrituras me ayudan a conocer y reconocer la voz de Jesús.

 
 
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(Antes de ver las preguntas a continuación, tómese unos minutos para pensar acerca de esta declaración. Invite a Jesús a que le hable sobre lo que Él desea que note.)


¿Qué pasos sientes que Jesús te invita a tomar con respecto a su Palabra escrita?


Trate de tomar en las Escrituras leyendo porciones cortas. Pídale al Espíritu que le hable, luego deténgase y medite en lo que escucha antes de leer más.


Si eres regular y fiel en la lectura de las Escrituras, ¿te imaginas tomarte un descanso a veces y simplemente dejar que Jesús te hable sobre lo que viene?


¿Qué desea tu corazón profundamente de la palabra escrita de Dios?


A medida que aprendemos a escuchar a Jesús hablarnos y desarrollar una conciencia de su voz, será útil tener una idea del contenido de lo que Jesús podría estar diciéndonos. Las Escrituras son nuestra mejor fuente para saber el tipo de cosas que Jesús nos diría.

Las palabras que Jesús habló en los Evangelios son la base desde la cual juzgamos lo que pensamos que Él podría estar diciendo a nosotros. La Escritura es el depósito desde el cual Jesús todavía atrae Sus palabras hacia nosotros. Si lo que escuchamos o creemos que escuchamos a Jesús diciéndonos que está en conflicto con lo que dijo Jesús cuando vivió en la tierra, lo más probable es que lo que oímos no sea Jesús. Sin embargo, si está de acuerdo con Sus palabras en las Escrituras, entonces ciertamente podría ser Él quien nos habla.


Es importante darse cuenta de que aquí hay una diferencia entre leer las palabras de Jesús en la Biblia y escucharlo hablarnos a nosotros. Como pensadores racionales, estamos condicionados a leer la verdad y la precisión. Vemos las ideas como cosas que necesitan ser investigadas y exploradas, probadas y probadas. La ciencia nos ha dado mucho, pero también nos influye para ver la verdad como impersonal.


Si traemos este enfoque racionalista a las Escrituras, podemos encontrar difícil escuchar a Jesús. En lugar de buscar una conversación personal, podemos distraernos con información impersonal. Las palabras de Jesús para nosotros no son solo ideas o teorías que sabemos que son ciertas.


Cuando lo escuchamos hablar con nosotros en nuestros corazones y mentes, sus palabras son personales y conectan con nosotros. Es la diferencia entre tener una conversación con un autor o leer el libro de ese autor. La Biblia es la palabra viviente de Dios en la cual el Espíritu de Dios puede hablarnos sobre nosotros. Nos dice quiénes somos, qué piensa Dios de nosotros y cómo vivir bien. Todo se reduce al enfoque que tomamos de las Escrituras.


Si vamos a las Escrituras preguntando: “¿Qué es verdad?” O “¿Qué significa o significa el texto?”, Podemos encontrar respuestas a esas preguntas. Pero si venimos con preguntas como "¿Qué quieres decirme, Jesús?" O "¿Qué deseas para mí, Padre?", Hemos creado el espacio para que Dios nos hable personalmente a través de las palabras que leemos en Sagrada Escritura.